Las tortugas marinas de Turquía
Las tortugas marinas habitan nuestro planeta desde hace por lo menos 95 millones de años. Descendientes directas de gigantescas tortugas terrestres, debieron adaptarse a la vida marina para defenderse de peligrosos dinosaurios.
Así, sus pesadas patas se transformaron en aletas, sus voluminosos cuerpos se aplanaron y aligeraron, y aunque los dinosaurios y las tortugas terrestres gigantes ya no existen, las tortugas marinas han llegado hasta nuestros días para contarnos su fantástica historia.
Es que como un resabio de sus tiempos terrestres, las tortugas anidan en las cálidas arenas de las playas templadas del mundo y, precisamente las costas de Turquía son el privilegiado hogar de dos de estas especies que además se hallan en peligro de extinción: la tortuga boba o Caretta caretta, y la tortuga verde o Chelonia mydas.
Si eres un amigo de las integrantes de esta simpática y amenazada familia y quieres saber más sobre ellas, te recomendamos visitar las costas del sur de Turquía, uno de los mejores lugares para el avistamiento de tortugas.
La tortuga verde es en realidad un animalito de color marrón; millones de ellas habitaban en el mar Caribe hacia mediados del siglo XV, pero el desarrollo de los viajes ultramarinos y el descubrimiento por parte de los marineros, de su sabrosa carne y fácil captura, hizo disminuir dramáticamente su número. Es la única tortuga marina exclusivamente herbívora y su grasa es de color verdoso, de donde proviene su nombre. Actualmente es una especie protegida, aunque su caza, siglos después, continúa y los ejemplares son cada vez menos.
La hembra cava en la arena sus nidos con forma de botella, en los cuales deposita casi un centenar de huevos, pudiendo anidar tres o cuatro veces en cada temporada. Después de desovar abandona el nido, por lo que los huevos son fácilmente descubiertos por cazadores furtivos o alimañas.
Por su parte la caguama, tortuga boba o según su nombre científico, «Caretta caretta», se alimenta de pequeños cangrejos y otras especies marinas que atrapa cerca de los arrecifes de coral y costas rocosas; de vistoso color rojizo, marrón y amarillo, es una presa codiciada por tiburones y orcas aunque en realidad tiene pocos enemigos naturales.
Las crías tardan unos dos meses en madurar dentro de los huevos que son calentados por el sol. Pueden romper el cascarón gracias a una púa pequeña y afilada que poseen en la parte delantera del hocico y que desaparecerá una vez que salgan del huevo; todas las tortuguitas salen del cascarón casi al mismo tiempo y consiguen trepar hasta el techo del nido. Cuando alcanzan la superficie y emprenden su desesperada carrera hacia el mar, miden apenas dos pulgadas de largo.
Foto: Vía Panoramio – B. Carstens

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