El Palacio Tekfur, rara joya de Estambul
Los palacios romanos y bizantinos estuvieron ubicados cerca del Hipódromo; allí se encontraba, desde los siglos VII u VIII, el complejo de palacios Blanquerna, extendido en forma adyacente a las murallas y que llegaba hasta el Cuerno de Oro. Tekfur es el único sobreviviente de ese magnífico conjunto de palacios y además, uno de los pocos, si no el único, palacio bizantino que queda en pie en todo el planeta.
No se sabe con seguridad cuándo fue construido este palacio, aunque se piensa que fue entre los siglos XII y XIV; es un edificio de tres pisos con un patio pequeño, y su fachada está decorada con ladrillos rojos y mármol blanco. Es un raro y bello ejemplo de la arquitectura bizantina, ubicado dentro de las murallas de la ciudad, que se ha conservado bien fuera de los monumentos religiosos.
Los palacios eran símbolos de poder y estaban sujetos permanentemente a reformas y modificaciones, por eso tampoco han llegado muchos hasta nuestros días. Sin embargo, se sabe muy poco acerca de Tekfur.
Según los estudios realizados, la dinastía Commenus se estableció en el sector de la ciudad donde se encuentra Tekfur; allí se construyó el complejo Blanquerna. Todavía hoy se adivina lo sorprendente y hermoso que debió ser este palacio; actualmente se conservan seis ventanas en la parte baja que dan al patio, y ventanas en las cuatro fachadas de la tercera planta, que seguramente ofrecería a sus habitantes espectaculares vistas de la ciudad, el Cuerno de Oro hacia el norte y los bosques hacia el oeste.
En la parte superior existe un ábside señalando la existencia de una capilla. Las fachadas están profusamente decoradas con motivos geométricos en ladrillo rojo y mármol blanco. La entrada estuvo flanqueada por los magníficas columnas de mármol que le daban un aspecto monumental.
Tekfur era la palabra que empleaban los emperadores bizantinos para denominar a los turcos; durante la dominación otomana, el palacio Tekfur permaneció abandonado; en el siglo XVII funcionó como zoológico, y en el XVIII como fábrica cerámica.
Desde entonces el Palacio permaneció desocupado y se iniciaron las tareas de recuperación y restauración de esta rara joya arquitectónica y del conjunto histórico que la rodea, pues se encuentra en el rincón de la ciudad que alberga las últimas casas otomanas.
Parece que las excavaciones comenzaron un poco por casualidad, pero entre los residuos se encontró el valiosísimo y famoso diamante Kasikci, y las investigaciones arqueológicas continúan todavía hoy.
Foto: Vía Panoramio

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