Pamukkale, maravilla de la Naturaleza

Pamukkale en Turquía

Pamukkale es un destino turístico seguro con sus hoteles de aguas termales y lo fácil que es llegar, por ejemplo, con el Pamukkale Estambul Express que sale cada noche y llega a Denizli por la mañana, dejándonos en esta ciudad predominantemente industrial, dedicada a los productos textiles y rodeada de áreas de picnic.

Además, en Denizli se puede visitar también la ciudad antigua, el teatro y la fuente decorada con adornos y estatuas, el templo de estilo jónico, gimnasio y estadio.

Pero la verdadera maravilla de la naturaleza es Pamukkale, a sólo 19 Km. de Denizli; allí en los tiempos más remotos, aguas minerales hirvientes provocaron la precipitación del calcio del suelo; cuando el agua se enfrió, el calcio depositado en los acantilados se transformó en níveo mármol travertino.  Sin embargo, a causa de la polución producida por la presencia del turismo la piedra blanca comenzó a tomar un color gris y hace algunos años se prohibió a los turistas caminar entre las pequeñas piletas o depósitos de aguas termales.

Esta fascinante región ya había sido descubierta en la antigüedad, como lo demuestra la presencia de la antigua ciudad de Hierápolis perteneciente a una gran civilización. La historia y hallazgos arqueológicos se encuentran en el Museo de Pamukkale, que funciona en lo que eran los baños de la ciudad antigua. El sendero estaba bordeado de tiendas y estatuas; el teatro se puede ver ya que todavía está en buenas condiciones y actualmente hay una iglesia dedicada a San Felipe, uno de los apóstoles de Jesús. En su extremo está el Arco de Domiciano, y cerca podemos encontrar los restos de unas termas y una necrópolis de dos kilómetros de largo.

Pamukkale en Turquía

A cinco kilómetros de Pamukkale se encuentra Karahay?t, una aldea de aguas termales que tienen las mismas propiedades térmicas y de calidad que las de los hoteles de Pamukkale, con la única diferencia de que su color es rojo como las tejas de Pamukkale y deja marcas rojas donde fluye.

Otro lugar para ver es el asentamiento de Afrodisia, excavado por el arqueólogo turco Kenan Erim cuyos restos también descansan aquí. Fue una ciudad extraordinaria; se llega a través de Kuyucac por la carretera de Denizli, o por la carretera de Denizli-Mu?la. En la entrada a las ruinas hay un museo que no debemos dejar de visitar; aquí había un teatro con capacidad para diez mil espectadores, los baños de Adriano, un gimnasio bizantino y templos dedicados a Adriano Afrodita, todavía en pie, con catorce columnas.

Hacia el norte se encuentra lo que podría describirse como los restos arqueológicos más bellos que nos hablan de una entrada de 362 metros de largo por 59 de alto, a un estadio que tenía capacidad para treinta mil espectadores, más impactante y monumental que cualquier otra ciudad de la antigua Anatolia.

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